Lo que se me ocurre hacer ante lo que me pasa. Lo que veo como posible o concluyo como imposible. Lo que me atrevo a hacer, así como las oportunidades que dejo pasar. Lo que soy capaz de lograr. Lo que estoy atrayendo.
Todo ello y más está siendo determinado por mis creencias, limitado por las ideas que mantengo en mi mente con la sensación de certeza de que “así son las cosas”.
Por eso, hacer cambios en la vida —para mejorar nuestra vida de alguna manera y para acercarnos a nuestros sueños— no es sólo cuestión de acción.
Es, sobre todo, una cuestión de mentalidad. En otras palabras, un asunto de creencias—de esas convicciones que empleamos no sólo para traducir y procesar lo que nos pasa, sino también para atraerlo a nosotros.
Pero tenemos un gran desafío. La cultura nos lleva a crecer con la idea (que termina convirtiéndose en creencia, en convicción y por ende en determinante de nuestra vida), que estamos al efecto de las circunstancias.
La cuestión no está en que hayamos comprado esa idea. Cuando pequeños, usualmente no teníamos otra opción. El asunto está en cuando ahora no nos la cuestionamos.
Ante los retos, problemas, situaciones adversas, circunstancias por superar, mucha gente sucumbe a la tendencia aprendida—y típicamente inconsciente—de cuestionarse: “¿Seré capaz? Yo no creo que pueda… ¿Y si no tengo con qué?… Yo no soy suficiente para… Yo no me lo merezco”.
Una propuesta:
Aprende a cuestionar tus limitaciones. Aprende a poner en duda tus dudas. Y elige nuevas ideas a las cuales ponerle energía para construir una nueva mentalidad.
Lo de poner en duda tus limitaciones, te toca a ti. De mi parte, aquí te ofrezco 3 ideas que puedes convertir en creencias, en convicciones para avanzar con mayor fuerza en tu camino de éxito.
Sí es posible
El que algo se pueda o no está en la mente de cada quien. La posibilidad no existe “allá afuera”, sino en la mirada del que escoge creer en ella.
Abrir o cerrar la puerta de lo que se puede, está en cada quien. Ni siquiera es requisito indispensable creer que lo vamos a lograr. Podemos comenzar por contemplar, y darle fuerza, a la idea de que es posible.
Sí es posible surgir. Sí es posible cambiar. Sí es posible superar. Sí es posible alcanzar. Sí es posible… mientras estemos dispuestos a creer en la posibilidad.
Sólo desde ahí, desde la apuesta por lo que puede llegar a ser, es que tiene sentido intentar algo nuevo.
Yo soy más grande que lo que me ocurre
Lo que ocurre no nos define. Es a través de lo que elegimos hacer, a cada instante, que le declaramos al mundo quiénes somos.
¿Tienes miedo? Tú eres más grande que tu miedo y puedes decidir dar el próximo paso.
¿Tienes rabia y resentimiento? Tú eres más grande que tu rabia y resentimiento y puedes elegir perdonar y soltar.
¿Te sientes frustrado? Tú eres más grande que tu frustración y está en ti aceptar lo que es, y conectarte con lo que sí puedes hacer en este momento.
¿Te sientes abrumado? Tú eres más grande que esa sensación y puedes ejercitar tu capacidad para centrarte y enfocarte en una cosa a la vez.
No importa qué esté ocurriendo, afuera o dentro de nosotros. Podemos elegir cómo relacionarnos con eso.
Tú eres, en ese el más profundo de los sentidos, el creador de tu experiencia. Significa que todo lo que pasa, pasa dentro de ti. Por lo tanto, tú eres quien contiene lo que te ocurre. Ergo, eres más que lo que te sucede—no importa si es miedo, duda, frustración, rabia, tristeza…
Al reconocerte como creador, como pensador, como el que puede escoger ahora sin importar lo que escogiste antes, puedes vivir el poder liberador de esta verdad: tú eres más grande que lo que te ocurre.
Toda circunstancia es una oportunidad para declarar y demostrar quién quiero ser ahora
Cada instante tenemos la opción de volver a escoger: qué actitud asumir, qué decisiones tomar, qué acciones ejecutar.
Lo que ocurre, es lo que ocurre. Pero lo que nos ocurre (lo que pensamos, sentimos y hacemos ante lo que ocurre), es otra cosa. Y es esa la que realmente importa. Porque ahí, junto a la posibilidad que siempre está abierta para modificar cómo nos ocurre lo que ocurre, está nuestra principal oportunidad para liberarnos y transformarnos.
¿Quién elijo ser ante lo que me ocurre?
Esa es la pregunta que nos permite aprovechar de manera consciente la oportunidad para redefinirnos ante cada circunstancia.
¿Cómo es que decidimos quién ser ante lo que te ocurre? Es sencillo. Es una dupla: actitud y acción.
Escoge la actitud que más te sirva para sentirte mejor y para reconectarte con tu energía y poder personal.
Escoge la actitud más valiente. Aquella que honre tu potencial y tu lugar en el Universo como creador de nuevas posibilidades.
Desde ahí, identifica la acción que más te atrae. Es decir, aquello que puedas hacer—sea tan sencillo como hablar con alguien, buscar algo en Internet, salir a dar un paseo…—que te inspire, te entusiasme o sientas que está más alineado con los valores desde los que realmente quieres vivir.
Todo en la vida es una elección. Es la que cada quien escoge. Consciente o inconscientemente, somos nosotros quienes creamos nuestra propia realidad a través de las actitudes y acciones que asumimos ante cada situación.
Date el permiso de escoger una vez más. De elegir diferente si te hace falta. De decidir aquello que mejor expresa tu grandeza y la posibilidad de realizarla.
¡ADELANTE!
Namasté
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