domingo, 22 de agosto de 2010


Para luchar, es preciso mantener los ojos bien abiertos. Y tener al lado compañeros fieles.
Sucede que, de repente, aquel que luchaba junto al guerrero de la luz pasa a ser su adversario.
La primera reacción es de rabia; pero el guerrero sabe que el combatiente ciego está perdido
en medio de la batalla.

Entonces procura ver las cosas buenas que el antigüo aliado hizo durante el tiempo que convivieron juntos; intenta comprender lo que lo llevó a un cambio tan repentino e inesperado de actitud, cuáles son las heridas que se fueron acumulando en su alma. Busca descubrir qué es lo que hizo que uno de los dos desistiera del diálogo.

Nadie es totalmente bueno o malo; el guerrero piensa en esto cuando ve que tiene un nuevo adversario.

"Manual del Guerrero de la Luz"
Paulo Coelho

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