"...en el campo de concentración aún era posible desarrollar una profunda vida espiritual. Mientras marchábamos a trompicones resbalando en el hielo y apoyándonos el uno con el otro iba pensando en mi mujer. De vez en cuando levantaba la vista al cielo y me aferraba a la imagen de mi mujer, a quien vislumbraba con extraña precisión. Real o no, su mirada era más luminosa que el sol del amanecer.
Por primera vez en mi vida comprendí la verdad vertida en las canciones de los poetas y la sabiduría de los pensadores. La verdad de que el amor es la meta última y más alta a que puede aspirar el hombre. Fue entonces cuando me di cuenta del significado del mayor de los secretos: la salvación del hombre está en el amor y a través del amor.
Ahí donde y como estábamos comprendí que el hombre aún en el estado de total desolación puede conocer la felicidad si contempla al ser querido."
DE LA LIBERTAD
"Se podría sacar la conclusión que en un campo de concentración el ser humano es alguien inevitablemente influido por su entorno." Su estado físico y mental parecen estar bajo presión incesante y absoluta, sin margen de maniobra.
"Pero, ¿y la libertad humana? Es ésta libertad espiritual, irrebatable, lo que hace que la vida tenga sentido. Tenemos posibilidad de elección: la última de las libertades humanas es la elección de la actitud personal ante las circunstancias para decidir su propio camino".
Otra cosa es que éste camino esté a nuestro alcance o no. "En el campo se nos planteaba la ’oportunidad’ de añadir un sentido más profundo a nuestra vida, dar la talla afrontando nuestro sufrimiento y así hacer grande la dignidad humana. Muchos de los que se suicidaban argumentaban que ’la vida no tiene sentido’.
En realidad no importa que no esperemos nada de la vida sino que la vida espere algo de nosotros.
Basta que te espera tu amor, un hijo o algun proyecto personal para seguir luchando aunque el presente no tenga sentido. Cada día se nos hacía eterno, muchos preferían cerrar los ojos, vivir en el pasado... no se tomaban en serio, no se reconocían en el presente y perdían la fe en el futuro."
* Viktor Emil Frankl, (n. 26 de marzo de 1905, en Viena, Austria - 2 de septiembre de 1997, en Viena) fue un neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la Logoterapia. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis incluidos Auschwitz y Dachau. A partir de esa experiencia, escribió el libro El hombre en busca de sentido.
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