A veces el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentado evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. (...)
Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena, e ir atravesándola paso a paso.
Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. (...) Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad.
Pero una cosa sí que quedará clara.
Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella.
Pero una cosa sí que quedará clara.
Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella.
Extracto del libro "Kafka en la orilla", de Haruki Murakami
No hay comentarios:
Publicar un comentario